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Mi Voluntariado en Taize

Mi nombre es DIANA MAYERLY GARCIA PUENTES, tengo 26 años y pertenezco a la iglesia SAN PABLO en Bogotá, y fui la persona que representó IELCO en el voluntariado en Taizé-Francia desde el 19 de Junio hasta el 10 de Septiembre y les quiero compartir parte de mi experiencia.

TAIZÉ UNA BURBUJA EN EL MUNDO. Taizé es un pequeño pueblo Francés de la región de Borgoña, está ubicado en una colina en la que se encuentra una comunidad monástica Ecuménica de hermanos.

En esta colina se encuentra ubicada la Iglesia de la Reconciliación, una lugar único y mágico que desde su sencillez nos muestra que es posible reconciliarnos con nosotros mismos y a la vez con los demás, este es lugar que al sonar de las campanas tres veces cada día reúne niños, jóvenes y adultos de todas creencias, razas, e idiomas en una misma forma de oración, usando los cantos contemplativos como forma de reflexión y/o meditación, donde no importa si no sabes cantar o pronunciar porque el mismo ambiente armónico hace que tu corazón se deje acoger por lo que se está viviendo.

Además, dentro de la oración hay un silencio profundo en el que terminas por callar inclusive tus pensamientos y darle paso al Espíritu Santo y a Dios para que hablen por ti.

También cabe destacar que los hermanos de Taizé junto con el apoyo de las hermanas de San Andrés realizan acompañamiento personalizado con mínimo una reunión a la semana con la que están muy pendientes del proceso espiritual y personal de cada uno.

Sobre mi puedo decir que desde que llegue a este maravilloso lugar sentí que estaba en otro mundo, este es un lugar en el que me di cuenta que desde la sencillez se puede ser feliz, en el que la manera de vivir me enseño que realmente no necesito de mucho para estar bien, para tener tranquilidad y armonía, en el me di cuenta que para escuchar a Dios muchas  veces lo que me hace falta es callar, sí callar mis pensamientos y mis quejas, además que las cosas de Dios no son para que las entienda en el momento, sino para que confié en que las cosas de Dios son perfectas y que el encuentra la manera de encaminarme en su propósito con migo.

Muchas veces sentí que Dios se comunica con migo a través de otra persona, la que no necesariamente tiene que hablar en mi idioma o pertenecer a mí misma corriente religiosa, en este lugar me di realmente cuenta que lo único que importa es que todos somos hijos de Dios y que no necesitamos ser iguales, ni pensar igual para vivir en verdadera comunión.

Sé que todo esto lo tenemos en cualquier lugar del mundo, pero muchas veces por los afanes que nos hemos dejado imponer por la sociedad no nos damos el tiempo de reconocerlo; además de que muchas veces nos encerramos únicamente en nuestra realidad y no nos damos el tiempo de mirar los problemas o las necesidades del prójimo, que no siempre este prójimo es de nuestra nacionalidad o corriente religiosa.

Siento que este simple pero maravilloso lugar es un escenario perfecto para la sensibilización de una sola sociedad mundial, en la que no se notan las diferencias de las personas, porque simplemente no importan ya que se aceptan sin ninguna discriminación.

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